¿Cómo pueden escuela y familias transitar juntas hacia nuevas formas de enseñar y aprender, con la creación y uso de recursos?

Por: Editor1
Niña de seis años con birrete y gafas, pensando hacia el futuro con un dedo en la mejilla y los ojos hacia arriba

Por: Linamaría López Niño
Profesional Subdirección de Referentes y Evaluación de la Calidad
Viceministerio de Educación Preescolar, Básica y Media

Actualmente, los procesos de enseñanza y aprendizaje suceden de modos notoriamente distintos a cómo ocurrían años atrás. Sin duda, el continuo contacto con múltiples tipos y fuentes de información, sumado a la diversidad de dispositivos electrónicos que hacen parte de la vida cotidiana y las diferentes situaciones en las que sucede el proceso educativo, están generando nuevas formas de acceso, relacionamiento e incluso construcción de conocimientos por parte de las personas.

Sumado a lo anterior, si nos fijamos en las características individuales y formas de interacción de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, denominados nativos digitales1, fácilmente se pueden advertir cambios significativos en sus maneras de aprender, en sus gustos, en sus preferencias y, así mismo en sus habilidades y dominios, lo cual se explica, entre otras razones, por el contacto natural que se da entre ellos y los mecanismos, dispositivos y formas de comunicación propias de la era tecnológica actual.

Estas condiciones demandan de la escuela un sinfín de respuestas innovadoras ante múltiples desafíos, para atender con pertinencia a las nuevas formas de aprender, así como a la existencia de gran cantidad de recursos en formatos analógicos y digitales2 y que pueden ser empleados en el proceso educativo, a través de la mediación pedagógica de los maestros, lo cual implica también configurar continuamente nuevas formas de enseñar.

En todo este entramado de relación hay unos especiales roles por asumir como actores educativos. De un lado, los docentes que a menudo reinventan su práctica asumen un rol protagónico frente a los desafíos pedagógicos, son mediadores, pero también creadores de recursos. Así mismo, los padres, madres y cuidadores pueden vincularse desde el acompañamiento y participación de las experiencias propuestas por la escuela.

Estas experiencias y roles dan forma a la relación entre los procesos de enseñanza y aprendizaje, con los recursos educativos, y allí es clave reconocer qué formatos resultan más o menos pertinentes dependiendo de los propósitos y las situaciones de contexto. En todo caso, comprender los alcances, limitaciones y la posibilidad de combinatoria de los mismos, potenciarán la práctica y las experiencias de aprendizaje al aprovechar al máximo las oportunidades que cada uno tiene.

A partir de lo anterior, algunos elementos a tener en cuenta por parte de los docentes que se suman al tránsito de nuevas formas de enseñar y aprender, partiendo del uso y la creación de los recursos analógicos o digitales, son:

  • Saber a quién va dirigido el recurso. En primer lugar, es fundamental reconocer los contextos, intereses, estilos y modos de aprender de los estudiantes, para que los recursos creados sean pertinentes, generen interés y motivación por el aprendizaje.
  • Conocer en profundidad los contenidos del área. La actualización permanente, con respecto a los saberes específicos y especializados que se abordan a través de los diferentes formatos, es clave para generar mediaciones adecuadas que optimicen los saberes de los estudiantes y generen otros nuevos.
  • Conocer las múltiples posibilidades de formatos y narrativas. Esta profundización invita a los docentes a explorar modos diversos (analógicos, audiovisuales, multimedia, etc.) de presentar el saber, diseñar estrategias para su construcción y generar experiencias híbridas, que articulen saberes universales con saberes locales, específicos, escolares y no escolares, etc. A su vez, permite ampliar las formas de vinculación de los estudiantes con el conocimiento, fortalecer su atención y su motivación.
  • Otorgarle valor a lo creado en el contexto del aula.Crear y usar los recursos a partir de la coherencia con el currículo y el reconocimiento de los estudiantes, es fundamental para potenciar las creaciones que surgen de necesidades específicas detectadas, mediante la formación o la investigación de los docentes, así como combinar su construcción con la difusión en distintos formatos asequibles, accesibles y de interés.
  • Tener presente criterios de calidad y pertinencia en los recursos. La importancia de que los recursos sean actuales, asequibles, accesibles, dinámicos y abiertos a múltiples formas de conocimiento, es radical en el proceso. Si bien conocer los formatos y narrativas es definitivo, hacer que los mismos potencien los aprendizajes, reconozcan las particularidades de los estudiantes y faciliten su vinculación, hace la diferencia en su uso.
  • Invitar a sus estudiantes y familias a ser parte de la construcción.El ejercicio colectivo de construcción es una clara invitación a la combinación de los saberes y los lenguajes. Las familias que se suman al tránsito desde el uso y la participación en la creación, pueden asumir una postura crítica y propositiva que dé al maestro pistas sobre los rumbos que puede tomar para el cumplimiento de sus propósitos pedagógicos.

De acuerdo con Paradigma (2010) la expresión “Nativos Digitales” fue acuñada en 2011 por Marc Prensky, para referirse a las personas, estudiantes, nacidos en la era de la tecnología, producto de la expansión sorprendentemente marcada por dispositivos electrónicos, tales como: computadores (ordenadores), juegos de video, música digital, videos, teléfonos celulares y otros artefactos que hacen cada vez más amigable la navegación por INTERNET y la conformación de redes sociales del más variado tipo.

De acuerdo con el documento de Política de Recursos Educativos (2020), el formato analógico se refiere a lo que convencionalmente se reconoce en el ámbito escolar como recursos impresos y físicos que tienen la propiedad de tener dos dimensiones (longitud y ancho), como es el caso de mapas, planos, afiches, láminas, etc. o tres dimensiones (se le agrega profundidad) como son los cubos, rompecabezas, equipamiento deportivo, laboratorios, etc. El formato digital, por su parte, define sus contenidos como entidades de información digital que pueden presentarse en diferentes soportes (visual, audio, etc.) para la interacción de los sujetos a través de dispositivos informáticos.

Referencias

  • Ministerio de Educación Nacional & Centro Regional para el fomento del libro en América Latina y el Caribe. (2020). Documento en aprobación. Política Publica en Recursos Educativos. Bogotá.
  • Nativos Digitales: Desafío de la educación actual (2010) Paradígma, 31(2), 5-6. Recuperado en 25 de agosto de 2021.