Consejos para evitar la procrastinación

Por: Editor1
Caricatura de una persona tendida en un montón de tarea: e-mails, libros, mensajes, juegos en tableta.

Aplazar o “tomarle del pelo” a nuestras tareas o decisiones, es algo que puede ser bastante común.  Tenemos que hacer un trabajo para mañana, nos sentamos, enseguida nos paramos a tomar una galleta, o a escribirle al amigo; nos volvemos a sentar y decidimos ver qué hay en la televisión, y así sucesivamente hasta que se nos termina el tiempo y debemos correr.

La procrastinación puede aparecer en cualquier momento y en muy diversas situaciones. En los estudios, en tu puesto de trabajo, en tu hogar, entre las obligaciones familiares…

¿Qué es procrastinación?

La procrastinación, también conocida como posposición, postergación o estado procrastinado, es la acción de retrasar una situación o una actividad que debe ser atendida, pero que se prefiere sustituir por otra que pueda ser más agradable, aunque tal vez irrelevante.

El motivo por el que se produce la procrastinación puede ser muy variado. Tal vez por miedo a afrontar una actividad concreta, o quizás por falta de energías, por enfermedad, por incapacidad, por no tener excesivo interés… El caso es que la situación ha de ser atendida, pero el individuo prefiere postergarla.

 

Cómo evitar la procrastinación

Si estás lleno de tareas pendientes y no sabes cómo atenderlas, vamos a ver cómo puedes ganar en concentración, para ir poco a poco finalizando cada una de ellas optimizando tu tiempo, organizando las actividades y encontrando la motivación, para que no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy perfectamente.

 

Localiza el problema

Si procrastinar se ha convertido en un hábito, lo haces de forma habitual o te preocupa, lo primero será ir a la fuente para encontrar el problema y solucionarlo. Solo entendiendo los motivos y siendo sincero con uno mismo se puede localizar la causa real por la que dejamos tareas sin hacer de un día para otro.

 

Respiración y calma

Una forma de afrontar tareas que no nos gustan es respirar profundamente, de forma acompasada, siendo conscientes de ello. Al principio puede parecer absurdo, pero este principio de atención plena funciona y se ha demostrado científicamente útil.

Respira profundo durante unos minutos y toma conciencia de ti, de lo que haces en ese momento. Así, calmarás tu mente, racionalizarás la situación y encontrarás la motivación y el empuje que necesitas para afrontar la tarea con energía renovada.

 

División de tareas

Imagina que tuvieras que leer un libro de 300 páginas en un solo día. Sin duda, sería una tarea ingente que implicaría toda tu atención y concentración durante mucho tiempo. Ahora, supón que ese mismo libro no te atrae mucho. ¿Tratarías de atrasar el trabajo tanto como te fuera posible porque no te apetece? Es probable.

Dicho esto, ponemos el mismo ejemplo, pero en lugar de tener que leer 300 páginas en un día, tienes un mes para hacerlo. Mejor así, ¿verdad? Con 10 páginas al día, en 30 días te habrás leído toda la obra.

Para evitar la procrastinación tienes que hacer lo mismo. Divide la tarea en pequeñas porciones más llevaderas. Así, según vas dando cada paso y cumpliendo cada meta, observarás que, poco a poco, has obtenido el objetivo final y has acabado con una tarea que, en principio, se presentaba monumental y tediosa. 

 

Gestión del tiempo

Una adecuada gestión del tiempo es necesaria para asignar tareas y llevarlas a cabo. Fracciona tu día y divide cada franja según las actividades que has de realizar. A lo largo de esa línea de tiempo tendrás que ir tachando todo lo realizado, comenzando por lo más complejo y finalizando por lo más sencillo y llevadero. Y recuerda, cada pequeña labor superada es un triunfo. Prémiate, así te motivarás más.

 

Cambia la perspectiva y comprométete

Cuanto más comprometido estés con un proyecto, más fácil será cambiar la perspectiva e implicarse en él. Por ejemplo, finalizar la educación secundaria o acabar una carrera universitaria. Piensa en todos los beneficios a corto, medio y largo plazo que vas a obtener.

Al final, has de entender un detalle, estar todo el día tumbado sin hacer nada puede ser interesante, pero termina por no servir de nada y cansar.

Por eso, es importante que, en lugar de hacer cualquier cosa con tal de no enfrentarte a tus obligaciones, saques todas tus fuerzas y energías para comprometerte con aquello con lo que un día decidiste hacer. Los beneficios son muchos y los irás descubriendo a medida que vas avanzando y cumpliendo objetivos.

Deseamos que estos consejos para evitar la procrastinación te sirvan para encontrar la motivación que te falta, a la hora de enfrentar tus tareas y obligaciones.

 

Fuente:

Universia