Editorial
Pensando en la difícil situación que atraviesan nuestros adolescentes frente al constante exceso de información que circula en plataformas digitales, redes sociales y aplicaciones, pensé en crear un club de lectura para poder dialogar, con aficionados y expertos en educación y tecnología, sobre algunos libros valiosos que nutran esta conversación. Estos temas no solamente están dirigidos a los docentes o aquellos que hace parte del sector educación, sino también para los padres y madres que algunas veces se encuentran sin información de calidad que les permita tomar decisiones sobre las pautas de crianza de sus hijos.
Sin más preámbulo, hablemos entonces del libro: “Digitalizados, pero bien”[i] (Digital for Good) de Richard Culatta. Richard es un importante líder mundial en temas de educación y tecnología, además de haber ocupado importantes cargos públicos; hizo parte del gabinete del expresidente Barack Obama como jefe de tecnología educativa. Durante su mandato, se centró en promover el acceso equitativo a la tecnología educativa y en fomentar la innovación en el aula. Además, Culatta ha sido un defensor apasionado del aprendizaje digital, abogando por el uso de herramientas tecnológicas para personalizar la educación y preparar a los estudiantes para tener éxito en el siglo XXI.
¿Por qué decidimos hablar de este libro?
Porque consideramos imperativo abordar los temas sobre los riesgos del internet para nuestros adolescentes, pero también para superar los discursos prohibicionistas y hablar mejor de las potencialidades que tiene la tecnología en la resolución de los problemas más cruciales que hoy experimentamos como sociedad.
El libro es inspirador de entrada, porque nos muestra una visión progresista y amplia sobre el manejo de la tecnología, y cómo esta ha llegado a transformar nuestra vida y la forma en la que nos comunicamos. Además, nos ofrece tips muy valiosos relacionados con la posibilidad de plantear preguntas claras y pautas sencillas para aplicar con nuestros niños y niñas, alrededor del uso de un dispositivo electrónico y del contenido que viene allí inmerso una vez nos conectamos con el mundo digital.
Culatta habla de las disfunciones digitales, que son aquellas interacciones que los seres humanos tenemos con las aplicaciones, páginas web y todo tipo de contacto al ingresar al internet y que, en muchas ocasiones, suceden de manera autómata. Por ejemplo, clics automáticos para pasar de un lugar a otro, anuncios publicitarios, pasar de un producto o fotografía de derecha a izquierda o entregar toda nuestra data sin saberlo realmente.
El autor menciona que, al menos en Estados Unidos, los niños son bombardeados con más de 3.000 anuncios publicitarios al día. Esto nos plantea importantes retos en términos de la educación, que debe superar la visión purista de la prohibición del uso del dispositivo o la regulación sobre el dispositivo electrónico en número de horas. Hablamos entonces de poder pasar de contenidos de entretenimiento a contenidos educativos. Así mismo, que la tecnología sea una herramienta para reconectar con la familia, los amigos y aquellas causas sociales que son importantes para la humanidad.
Entonces, hablemos un poco de la Alfabetización Mediática e Informacional.
¿Qué es la Alfabetización Mediática e Informacional?
La capacidad de comprender, evaluar y utilizar de manera crítica la información que nos rodea se ha vuelto más crucial que nunca. La Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) emerge como un conjunto de habilidades indispensables para navegar por las aguas turbulentas de la información en línea y fuera de ella.
Es un conjunto de habilidades que permiten a las personas acceder, analizar y comprender mensajes no solo en medios tradicionales como la televisión, la radio y la prensa escrita, sino también en plataformas digitales como las redes sociales, los blogs y los sitios web de noticias. Además, de ser capaces de discernir entre diferentes fuentes de información, identificar sesgos y evaluar su credibilidad.
La Alfabetización Mediática e Informacional se concentra en ir más allá de las simples preguntas sobre la privacidad y el uso de datos en las plataformas; nos invita a pensar profundamente en cómo los discursos de odio y la desinformación pueden convertirse en un arma letal para las democracias del mundo y nuestra civilidad. No solamente porque el número de noticias falsas llega de forma masiva a los dispositivos electrónicos de niños, niñas, adolescentes, adultos y adultos mayores, sino también porque la falta de formación en estas habilidades puede influenciar de forma drástica las creencias y convicciones respecto de las instituciones, y la verdad.
Es por eso, por lo que el fomento de habilidades de AMI en la educación formal es fundamental para que los estudiantes aprendan a evaluar críticamente los mensajes mediáticos; aprendan a discernir las noticias o información falsa en diferentes plataformas y usen las herramientas digitales de manera responsable. Queremos, entonces, que los principios del mundo real basados en la convivencia, el respeto por el otro y el sentido de comunidad se construyan también en el mundo digital.
Por ello, una de las grandes conclusiones que nos entrega este libro tiene que ver con esos tres principios positivos que subyacen a toda comunidad en el mundo real. El primero es poder construir espacios digitales que sean funcionales; en segundo lugar, que sean espacios en los que la información y el contenido ofrecido sean seguros, de calidad y verificados; y, en tercer lugar, que estos me permitan construir comunidad.
Debemos desarrollar habilidades de empatía para poder identificar cuando alguien en el mundo de lo digital está siendo agredido; situaciones como las del cyberbullying o ciberacoso no son menores, así como habilidades que nos permitan reconocer la empatía, el dolor del otro, ponernos en sus zapatos, y reconectar con esas emociones que nos hacen compasivos.
Así mismo, debemos trabajar como gobiernos para poder garantizar que contamos con mecanismos transparentes que permiten hacerle control a las informaciones falsas que circulan en diferentes plataformas. Las regulaciones para el sector empresarial también son importantes, pero lo es aún más el poder desarrollar habilidades de pensamiento crítico, en la educación preescolar, básica y media y, por supuesto, en la universitaria.
Promover espacios académicos que hablen sobre la alfabetización mediática e informacional y fomentar acciones y causas que, a través de modalidades como el crowfunding[ii], permitan que los jóvenes tengan el poder; y que la Internet se convierta en una herramienta para crear lazos de solidaridad. Es prioridad trabajar con causas sociales y transformar los contextos locales, con ayuda de muchas personas alrededor del mundo.
Esta es simplemente una invitación para que conozcamos el libro más de fondo y sigamos explorando todos aquellos mensajes que nos permiten estar más preparados para convivir en nuestro segundo hogar: el mundo digital.
Autor:
Liliana María Guaca Guamanga
Jefe Oficina de Innovación Educativa con Uso de Nuevas Tecnologías
Ministerio de Educación Nacional
[i] Digital for Good: Raising Kids to Thrive in an Online World (Digitalizados, pero bien: Criar a los niños para que prosperen en un mundo en línea). Autor: Richard Culatta. Harvard Business Review Press. 12 agosto 2021.
[ii] De acuerdo con Asobancaria, el crowfunding es un mecanismo que consiste en una forma de recaudo de dinero a través de plataformas en internet, en donde inversionistas y empresas financian proyectos, negocios o actividades personales a través de donaciones, inversiones o préstamos de múltiples personas.