“Champalanca Pedagógica”, una experiencia de educación inclusiva

Por: Editor1
Tres niñas y un niño negro del Bajo Atrato en el Chocó, miran a la cámara y sonrien

Cuatro décadas después de iniciarse formalmente los procesos etoneducativos en Colombia, y particularmente a partir de la Constitución Política de 1991, muchos maestros y maestras tienen conocimiento de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos, educación intercultural, educación inclusiva, etnoeducación y educación propia, entre otros. En términos generales, reconocen el acervo cultural de las comunidades étnicas como fundamentales a la hora de plantear la relación en los procesos de enseñanza y aprendizaje, dentro del sistema educativo.

En este contexto, como un ejemplo de educación inclusiva, entendida como una meta para disminuir y superar todo tipo de exclusión desde una perspectiva del derecho humano a la educación de calidad para todos, se presenta la experiencia de “Champalanca pedagógica”.

La expresión de los sueños del Bajo Atrato

El Modelo Etnoeducativo “Champalanca Pedagógica” recoge las ideas, conceptos, percepciones, y sobre todo, los sueños y expectativas educativas de los pobladores de las comunidades afro del Bajo Atrato, de los municipios de Riosucio y Carmen del Darién, al norte del Chocó; bañado el uno, por el majestuoso rio Atrato y el otro, vertiendo al cauce de este, las aguas de los afluentes Brazo Viejo, Tambo y Pavarandó.

En los últimos 20 años, esta zona limítrofe con Panamá y considerada como el puente de integración de las Américas, ha enfrentado numerosos problemas administrativos y la violencia de los diferentes actores armados.

En ese espacio y contexto nace la “Champalanca Pedagógica”. Champalanca es una remembranza a la champa, embarcación utilizada por nuestros ancestros para movilizarse por los ríos y quebradas de la región. Palanca es un trozo largo de madera con el que se impulsa la embarcación cuando transita por zonas difíciles como los remolinos.

En esta travesía, buscamos fortalecer la educación propia mediante el rescate de los usos y costumbres ancestrales, sin descontextualizar a los estudiantes del mundo globalizado y cambiante que transitan.

Podemos decir que el modelo etnoeducativo “Champalanca Pedagógica”, es un alabao con varias voces responsorias: directivos docentes, docentes, estudiantes, egresados, padres y madres de familia, sabedores (as), que se hacen sentir, rítmicamente, alrededor de un mismo tema con una forma propia de hacer y de sentir, a partir de lo que somos, lo que tenemos, y lo que queremos ser y tener; en este sentido, no es un punto de llegada sino que muestra un camino.

¿Cómo se origina?

La narrativa tiene su origen en las comunidades educativas desde su plan de etnodesarrollo, liderado por la Asociación de Consejos Comunitarios y Organizaciones de base del Bajo Atrato -ASCOBA- y el acuerdo de los directivos docentes de los establecimientos educativos de su área de influencia.

Su construcción, que cubrió el procedimiento de consulta y concertación y vinculó a la Secretaría de Educación Departamental, implicó, además, para soportar la característica/condición participativa y colectiva, la aplicación de estrategias y métodos con fundamento en propuestas de trabajo social/comunitario, y las prácticas productivas propias en tanto los usos y costumbres que determinan epistemologías y pedagogías propias.  

Las diversas fases

La primera fase tuvo un fuerte proceso investigativo, con un diagnóstico del ambiente territorial (físico, biológico y socioeconómico) y sociocultural (organización social, política y ancestral; sistemas productivos, salud, educación y otros) para dar cuenta de lo que se quiere, cómo se quiere y cómo lograrlo; y perfilar, desde el componente pedagógico, la primera apuesta para la propuesta pedagógica.

En la segunda fase, del diseño del modelo pedagógico, también se llevó a cabo una propuesta investigativa y conceptual, análisis de los modelos y/o enfoques pedagógicos, con los cuales los establecimientos educativos de las comunidades estaban desarrollando su práctica educativa, y los impactos que habían tenido en su esfuerzo por contribuir al mejoramiento de su calidad.

En la organización de los contenidos seleccionados para la formación de los y las estudiantes, se incluyeron nociones como territorios culturales, contenidos culturales y núcleo temático-problemático. Las dos primeras, construidas por la comunidad participante en el diseño del Proyecto, siguiendo la metáfora del territorio como uno de los pilares de la Etnoeducación; y la tercera, trabajada por adecuación de lo dispuesto por el MEN.

La tercera fase, la implementación del modelo, se articula con la Secretaría de Educación Departamental, para adecuar la estructura de los procesos e instrumentos de la gestión institucional, con miras a hacer realidad el sueño construido participativa y colectivamente, por las comunidades educativas.

Finalmente, se destaca la adecuación desde la perspectiva comunitaria, de estructuras como el gobierno escolar, el sistema de evaluación (sistema de tanteo) y la creación de organismos como el Consejo de Mayores (as). Así mismo, se fortalece el lenguaje propio con la redefinición de la terminología de los componentes de la unidad didáctica etnoeducativa, de la siguiente manera:

  • Tope, por estándar: indica un punto máximo de referencia sobre el alcance de algo.
  • Campo temático-problemático, por eje temático: carga este componente didáctico de etnicidad.
  • Cosecha, por logro: da cuenta del resultado de la siembra de nuestros diferentes actores durante el proceso educativo.
  • Señal de cosecha, por indicador de logro: da cuenta del avance del estudiante en su proceso de aprendizaje.
  • Dominios, por competencias: atado al territorio, a la apropiación y preservación de los conocimientos y actitudes que se desarrollan.
  • Tonga, por actividad: recoge el sentido de trabajo en equipo, de la comunidad educativa.
  • Pautas de tanteo, por criterios de evaluación: trasciende la intencionalidad excluyente que arrastra la evaluación, a práctica formativa en sí misma.
  • Herramientas educativas, por recursos: más pertinente para la educación como labor.
  • Ajuste, por plan especial de apoyo: acción mancomunada de padre-madre y maestro(a) para acompañar el proceso de los estudiantes en la relación escuela-hogar.
  • Tiempo probable, por duración: según el esperado de desarrollo de la UDE.

 

De esta manera, la Champalanca Pedagógica ha permitido que la comunidad se involucre activamente en las prácticas educativas; genere vínculos de pertenencia con el territorio; menor deserción escolar y un currículo más pertinente y transformador, entre otros logros de este proceso en el que vienen participando cerca de 13.500 personas del Bajo Atrato.

 

Autor:

Ursula Mena Lozano
Equipo de Atención a Grupos Étnicos
Subdirección de Fomento de Competencias
Ministerio de Educación Nacional

 

Foto:

https://verdadpacifico.org/ 

Fuentes:

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