La educación emocional y el fomento de la inteligencia emocional a cualquier edad y en cualquier entorno, familiar, escolar o laboral, se focalizan en el desarrollo de una serie de competencias.
Inteligencia emocional es la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones. Y es una habilidad que podemos potenciar y mejorar.
Sin adentrarnos demasiado en los diversos modelos, nos referiremos a las competencias como capacidades adquiridas y aprendidas, por medio de las experiencias y la formación y, que, por lo tanto, son entrenables y desarrollables. La personalidad o el carácter no son excusa para no crecer psicológicamente, o para simplificar y clasificar a las personas para siempre. Se pasa de catalogar a alguien como impulsivo a trabajar su autocontrol; de definirlo como insensible a desarrollar su empatía; de encasillarlo como perezoso a fomentar su automotivación.
¿Cómo se clasifican?
Autoconciencia emocional: Es la capacidad de conocer nuestras emociones e identificar en qué estado emocional nos encontramos. Por ejemplo, ante una sensación interna de rabia, no es lo mismo identificarla como un enfado que como una frustración. La sensación corporal es muy parecida, pero se necesita autoconciencia emocional para identificar la diferencia.
El enfado tiene que ver con sentirnos perjudicados y la frustración tiene que ver con no conseguir lo que deseamos. Confundir una emoción con otra puede hacer que ante una frustración normal nos comportemos de forma agresiva, al clasificarla con un enfado. Y así mismo, podemos comportarnos de forma demasiado pasiva ante algo que nos perjudica, porque lo consideremos una frustración que hay que aguantar.
Autodominio emocional: Es la capacidad de controlar nuestros impulsos y responder a situaciones complejas, más allá de las reacciones a corto plazo. Las emociones son de naturaleza apasionada e impulsiva, que buscan una solución rápida y potente. Pero las dificultades cotidianas y los problemas complejos son laberintos, dilemas y acertijos, que requieren de reflexión y planificación. Sin autodominio, podemos llegar a simplificar demasiado la respuesta a los conflictos y dudas.
Automotivación: Es la posibilidad que tiene cada persona para establecerse objetivos, ilusionarse con ellos y adjudicar los recursos y energía necesarios para lograrlos. La automotivación es la diferencia entre vivir la vida de otros, o la vida desde otros, a vivir nuestra propia vida. Es ponernos retos, objetivos y salir del espacio de comodidad. Es asumir situaciones externas y hacerlas propias sin caer en la rebeldía o en la resignación.
Empatía: Es la aptitud de ser consciente de los sentimientos, necesidades y preocupaciones de los demás. Es el paso de la independencia emocional, que se ha logrado con las tres primeras competencias, a la interdependencia emocional; del “yo soy importante” al “nosotros somos importantes”. Es reconocer la importancia de los demás para el propio bienestar y la consecución de los propios logros. Es pasar de conseguir estar bien a través de los demás, lo que sería la dependencia, a conseguir estar bien con los demás, que sería la interdependencia.
Las habilidades sociales: Se refieren a saber influir, comunicar, colaborar, resolver conflictos y trabajar en equipo. El ser humano es un animal social, con herramientas propias para desenvolverse en los distintos escenarios de la sociedad. Poner en práctica dichas habilidades sociales es saber comunicar, escuchando y expresando, es ser asertivos, manteniendo un equilibrio entre la agresividad y la pasividad, es saber prevenir y resolver conflictos, aprendiendo a negociar y a mediar cuando sea necesario. Es buscar el bienestar dentro de la sociedad.
Fuentes:
https://www.parentepsis.com/las-5-competencias-emocionales-basicas/
https://www.psicoactiva.com/blog/las-competencias-emocionales-daniel-goleman/
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2007287215000074