En Colombia lograr que los y las estudiantes puedan reanudar las interacciones presenciales con sus educadores y con sus pares, es uno de los retos que ha priorizado el Gobierno para el 2021.
Lo anterior, porque la evidencia que han aportado entidades como la UNESCO, UNICEF y el equipo científico con el que el Ministerio de Educación avanza en la revisión de estrategias seguras para el regreso progresivo y gradual, indica que evitar que las escuelas abran o aplazar su apertura, puede generar en los niños y las niñas más afectación en las brechas de aprendizaje.
En particular, puede afectar negativamente su salud mental, expresada en manifestaciones de ansiedad, estrés, depresión, dificultad para la resolución de conflictos, malos hábitos de alimentación y, en general, dificultades para manejar sus emociones y generar confianza.
Así mismo, esta situación sostenida puede producir o fortalecer actitudes y comportamientos que afectan el proceso de aprendizaje, su capacidad de concentración, su motivación y ponen en riesgo su permanencia, las trayectorias educativas y, desde luego, truncar los proyectos de vida de niñas, niños y adolescentes y de sus familias.
Para mitigar este impacto en el regreso gradual, progresivo y seguro, el Ministerio de Educación Nacional aporta una serie de sugerencias que las comunidades educativas deben priorizar para fortalecer, en el momento del retorno y en el esquema de alternancia, el desarrollo socioemocional, configurando espacios y ambientes de aprendizaje acogedores, positivos, amorosos, solidarios y acordes con la situación vivida, recuperando, reconstruyendo y resignificando una convivencia social y una ciudadanía que aprende a autocuidarse, a cuidar de los otros y a convivir armónicamente.
¿Cómo hacerlo?
Para el desarrollo socioemocional se sugiere privilegiar procesos pedagógicos que inviten al cuidado de sí mismos, de los demás y del entorno:
- Es determinante enfatizar en el regreso, la expresión y manejo de emociones de educadores, estudiantes y familias. Dar una bienvenida especial que permita reencuentros desde las emociones y con distanciamiento físico. Una buena opción es intentar identificar a las personas por sus ojos o solo con oír su voz, usando el tapabocas y disfrutar de los cambios propios de la adolescencia, para admirarse de su propio desarrollo y el de los demás.
Se pueden usar pancartas con cartulinas hechas a mano dando la bienvenida, hacer un recorrido por la escuela para reconocer el espacio y es importante ver todas las señalizaciones. Invitar a que se unan en la creación de estas y otras estrategias como aporte al cuidado de todos y todas.
- Los primeros días, y al menos por el primer mes, priorizar acciones pedagógicas relacionadas con el reconocimiento de emociones de educadores y estudiantes. Es importante recordar que ha sido un tiempo de pérdidas familiares, económicas y sociales y que es importante generar espacios para expresar, conversar y escuchar.
Dado que no es fácil que todos estén dispuestos a expresar emociones, se pueden plantear actividades lúdicas alrededor de la identificación y expresión de emociones, como la rabia, la alegría, la tristeza o el miedo; y analizar o hacer conciencia de los aprendizajes aportados por esta experiencia y de las formas como estos pueden reconfigurarla. En el sitio de Aprender Digital, pueden encontrar contenidos que les ayudarán en este proceso.
- Procurar equilibrar tanto las actividades de refuerzo académico como las lúdicas, para permitir socializar cómo se sintieron durante los diferentes momentos de la pandemia, contar qué emociones vivieron y qué aprendieron de este proceso. Invitar a compartir las anécdotas y cosas divertidas que todos los miembros del aula de clase vivieron en el estudio desde casa y con el uso de herramientas virtuales o con las guías académicas.
- Si se detectan procesos de duelo por la pérdida de educadores o familiares de niños y niñas, se recomienda priorizar espacios que permitan entre todos recordar a esas personas que ya no están en las comunidades educativas. Por ejemplo, en el aula de clases invitar a escribir historias que cuenten sobre ese ser querido que ya no está. Quien ejerce la orientación escolar puede crear espacios para hablar, dibujar, escribir o narrar historias sobre las emociones que generan las pérdidas y duelos.
La idea es aprovechar esos momentos para observar los comportamientos, o identificar situaciones de estrés y ofrecer la oportunidad de tener un lugar aparte para quienes estén interesados en orientación. Cada estudiante es un universo diferente, que siente y se expresa de maneras distintas y es fundamental respetar esa individualidad,
- Se pueden facilitar juegos con los grados de básica primaria que involucren los protocolos de bioseguridad, por ejemplo, invitando a los estudiantes a definir como institución educativa una forma original de saludo que no implique contacto físico.
- Otra buena idea es priorizar el aprendizaje basado en proyectos; si se usó la radio como apoyo, durante el primer mes se puede hablar de la experiencia y cómo se sintieron como comunidad educativa. Recordar siempre los protocolos de bioseguridad, pero no desde un enfoque de riesgo y alarma sino como un proceso de cuidado y autocuidado que es necesario valorar y comprender.
- Es importante terminar cada semana con conversaciones entre educadores, directivos, familias y estudiantes sobre la experiencia vivida, identificando cómo se sienten y qué cosas se pueden ir mejorando, con el aporte de todas las personas de la comunidad educativa.
Autor:
Olga Lucía Zárate Mantilla
Coordinadora de programas transversales y formación para la ciudadanía
Subdirección de Fomento de Competencias-Viceministerio de EPBM
Ministerio de Educación Nacional