Vivimos en un mundo volátil, incierto, cambiante. Como humanidad nos debatimos a diario entre los efectos del cambio climático y el Covid-19, una pandemia que no nos da tregua. Revueltas sociales, digitalización y globalización, conceptos todos que hablan de una época de cambios y agitación. Un contexto complejo que nos ha llevado a revisar y cuestionar todos los ámbitos de la vida, y entre ellos, y de manera crucial, la educación ¿Cuál debería ser el futuro de la educación? ¿Cómo deberían diseñarse los sistemas educativos para el futuro? ¿Cuáles son los elementos esenciales que podrían asegurar una educación exitosa?
No tengo las repuestas exactas a estas preguntas, pero sí elementos para aportar al debate, siempre desde la mirada y la perspectiva de una fundación internacional sin fines de lucro: La urgencia del cambio y el fomento a innovación educativa, la importancia de las redes, en tanto aseguran el impacto colectivo, e inclusión con foco en perspectiva de género.
El cambio
Si bien, somos muchos los que coincidimos en la necesidad y urgencia de un cambio en la educación, tanto en la enseñanza como en los contenidos, cuál es el rumbo que deberían tomar estos cambios para que coincidan con las necesidades de un mundo globalizado cada vez más interdependiente. La Pandemia dejó en claro que la digitalización es un hecho, pero también, evidenció profundas brechas socio económicas, así como los diferentes niveles de conectividad a los que tienen acceso los niños en Latinoamérica.
Tenemos que ser digitales según cada contexto, así mientras unos gozan de la total conexión, otros deberían poder acceder a formatos híbridos. Estos cambios no sólo deberían darse en el cómo se entrega y accede a los contenidos educativos, sino también proyectarse en los planes de estudio. Y para ello es fundamental preguntarse ¿Qué es importante aprender y cómo aprenderlo? ¿Cómo integrar en los planes de estudio nuevos campos temáticos como la educación en cambio climático? ¿Qué necesitan los estudiantes para ser ciudadanos activos? Las respuestas deberían dar pie a una educación que entregue a niños y niñas las herramientas necesarias para acceder a las “competencias del siglo XXI”, entendidas como colaboración, alfabetización digital, pensamiento crítico y resolución de problemas.
Las redes
Siemens Stiftung coordina la Red STEM en América Latina, integrada por 90 organizaciones de 11 países de América Latina y en permanente crecimiento. Un cuerpo que reúne a diversos sectores de la sociedad como ministerios, instituciones educativas, universidades, fundaciones, docentes, sector privado y sociedad civil que han unido conocimientos y fuerzas para fomentar la Educación STEM como un vector de desarrollo sostenible.
Otro de los objetivos que tenemos en común las instituciones miembros de esta Red es desplegar y fortalecer la estrategia de “Territorios STEM” en la región. Este concepto se centra en la creación de redes locales cross sectoriales para lograr un impacto colectivo en el sistema educativo local. Los llamados Territorios STEM son redes de actores que fomentan e implementan programas de educación en STEM. En América Latina, nuestros esfuerzos conjuntos han dado lugar a 21 iniciativas de Territorios STEM en diferentes etapas de creación, desde México hasta Chile. En Colombia actualmente hay tres Territorios declarados: Bogotá, Medellín y Sabana Centro, y otros varios en etapa de formación.
Cada Territorio es único en cuanto a su tamaño y énfasis temático. Este enfoque ayuda a definir las partes interesadas y convocarlas en torno a las problemáticas y desafíos de cada territorio. De la necesidad de generar soluciones a través de la educación, surgen las innovaciones que si bien responden a un contexto local específico pueden ser compartidas con otros actores locales, nacionales e internacionales, adaptándose a las especificidades de cada contexto. De esa manera los Territorios STEM en tanto redes actúan como incubadoras de innovaciones educativas.
Las niñas
Tal como decía en un comienzo, cualquier propuesta debe considerar una serie de factores que respondan a las problemáticas actuales. Entre ellos son claves: La diversidad, entendida como la presencia y aceptación de las diferencias en sociedad; la equidad,como el proceso de garantizar que los procesos y programas sean imparciales, justos y den los mismos resultados a cada individuo; y la inclusión,como una práctica que garantiza que todas las personas tengan un sentimiento de pertenencia.
En un mundo en el que personas con orígenes y culturas muy diferentes tienen que interactuar y cooperar, diversidad, equidad e inclusión (DEI) permiten crear organizaciones y sociedades diversas y funcionales. Así mismo, refuerzan la creatividad, el aprendizaje y la preparación para el futuro, mientras que, a nivel económico, fomentan la innovación, el crecimiento y la competitividad en las empresas. Habilidades todas que como humanidad necesitamos para afrontar los retos del presente y el futuro.
Aunque la diversidad, equidad e inclusión van más allá que la perspectiva de género, como Fundación hemos hecho foco en él. A través de educación, cooperación para el desarrollo y cultura buscamos fomentar una mayor participación de hombres, mujeres, niños y niñas. Queremos que cada persona actúe, se manifieste y se implique, y para ello la educación STEM es fundamental. Sin embargo, los estudios muestran que tanto niñas como mujeres están muy poco representadas en los perfiles profesionales científicos y técnicos. Un situación fatal que muy probablemente tiene su origen en los conceptos educativos tradicionales.
Por suerte, otros estudios muestran que las chicas sí se interesan por los trabajos técnicos si éstos están integrados con habilidades sociales y creativas. Por lo que, en realidad, las mujeres y sus habilidades sociales y creativas, combinadas con un mayor interés por los trabajos técnicos, podrían asumir perfectamente los retos que se avecinan en el mundo laboral. Y de paso aportar desde la diversidad al cambio de paradigmas.
En un mundo que se enfrenta a la globalización, el cambio climático y la digitalización, es importante que ellas comprendan desde niñas las oportunidades que la educación y las profesiones STEM les ofrecen, para que puedan optar por mejores perspectivas laborales. Así como también aproximarse a las ciencias como una herramienta para hacer el bien social. Sólo así podremos a través de la educación lograr un desarrollo sostenible para todos.
Esta columna fue escrita por Ulrike Wahl, representante de la Fundación Internacional Siemens Stiftung, Oficina Regional Latinoamérica en el marco de la estrategia de editores invitados del Portal Colombia Aprende.