Tal vez te haya preguntado alguna vez, si eres de las nuevas generaciones que carecen de paciencia, ¿cuánta de esta se requiere para llegar hasta la República de Corea del Sur? Si la medimos en horas, hay que esperar muchas y se pueden multiplicar si haces escalas.
Nuestros profes pasaron unas cuantas horas en aeropuertos desde que salieron de sus regiones de origen hacia Bogotá. Desde entonces, no tuvieron descanso y, en medio del estruendoso sonido de los aviones que conectan países, pasaron horas que dedicaron a hacer actividades como el origami.
En Japón creen que si logras doblar mil grullas, la vida te premiará con buena fortuna. Pero no fue el caso de nuestros profes, no hicieron mil avecillas sino mariposas amarillas para su evento cultural en Incheón, pues el tiempo es largo pero no lo suficiente para buscar la suerte. Así que, con unas cuantas figuras de papel engrosando su equipaje, lograron soportar la espera en su escala en el Aeropuerto Internacional Schiphol de Ámsterdam, Países Bajos.
¡Y siguió la aventura! El trayecto se acerca a su fin. En 10 horas estarían recorriendo las coloridas calles de Seúl para dirigirse a su destino final: Incheon.
“Cuando dijeron la Salve, que la acostumbraban decir y cantar a su manera todos los marineros y se hallan todos, rogó y amonestolos el Almirante que hiciesen buena guarda al castillo de proa, y mirasen bien por la tierra, y que al que le dijese primero que veía tierra le daría luego un jubón de seda, sin las otras mercedes que los Reyes habían prometido, que eran diez mil maravedís de juro a quien primero la viese”.
Diario de Cristóbal Colón.